A pesar, de que se había demostrado, en el transcurso de las diversas épocas, que los cuidados de la salud, llevan implícitos, las medidas preventivas para evitar la enfermedad, muchos años transcurrieron para que estos conceptos, se convirtieran en la prioridad y que, no solo la cura fuese el objetivo fundamental. Como disciplina la bioseguridad nació durante la década de los 70, como respuesta hacia los riesgos de los agentes biológicos. En el campo de la estomatología, la toma de conciencia sobre la necesidad de cumplir con las normas de bioseguridad, hasta ese momento promulgadas, surge a raíz de la epidemia por el virus de la inmunodeficiencia humana, enfermedad contraída por la mayoría del personal sanitario que laboraba en los diferentes servicios estomatológicos. El profesional de la salud presenta mayor riesgo de exposición y probabilidad ante infecciones como hepatitis, VIH y otros, por tanto, los lineamientos de protección en estomatología deben ser aplicadas: antes, durante y después de la consulta dental. Por lo que se plantea como objetivo: exponer los afectos más relevantes sobre bioseguridad estomatológica ante enfermedades infectocontagiosas. Su fin es evitar la propagación de microorganismos y prevenir la infección cruzada. Al finalizar el estudio se concluye que aun son insuficientes las especificidades, respecto a las medidas de bioseguridad durante la atención estomatológica, por lo que se requiere actualizar el protocolo de bioseguridad, ante enfermedades infectocontagiosas emergentes y reemergentes, que puedan ser de fácil aplicación y sostenibles en el tiempo, aun en tiempos de contingencia.